Los aceites de pescado: ¿indispensables?

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En las últimas dos décadas el consumo de pescado se ha disparado en los países occidentales de manera casi alarmante. Los estudios médicos que apuntan hacia los múltiples beneficios de sus aceites (omegas 3, 6 y 9) han jugado un papel protagónico aquí. Pero a pesar de los beneficios a los que la comunidad médica apunta en relación con su consumo, no todos los médicos están de acuerdo. El Dr. Mike Knapton, de la Fundación Británica del Corazón, recientemente concluyó que las ventajas nutricionales de la suplementación de aceites de pescado no han podido ser establecidas más allá de la duda.

Para las compañías y expertos en nutrición que han pasado estos últimos 25 años tratando de crear un mercado sólido en base a la promoción y educación sobre la importancia del consumo del pescado, la noticia les cayó como un balde de agua helada. Uno de los analistas de data nutricional no sindicados, llegó a expresar medio enfadado: “Estos expertos y científicos cambian su postura muy de seguido.”

En medio de la confución reinante en relación con la dieta humana, una cosa es clara: que los humanos necesitamos de ciertos nutrientes considerados esenciales debido a que el cuerpo no los produce, y deben ser suplidos vía la dieta. Tal es el caso de los ácidos grasos esenciales como el ALA (ácido alfa-linolénico), el DHEA (ácido decoisohexanoico) y el EPA (ácido ecoisopentanoico). Estos ácidos grasos son luego convertidos dentro del cuerpo en antiinflamatorios, modificadores del estado de ánimo y conducta, neuro-protectores, immuno-moduladores, etc. Estudios científicos reportan, además, cómo estos ácidos grasos protejen la salud del sistema cardiovascular, previenen el cancer y la diabetes, y preservan la integridad bioquímica de la piel.

Los ALAs son precursores de los DHEAs y los EPAs. Razón por la cual el consumo de pescado no puede justificarse sobre el argumento de que el cuerpo necesita el DHA y el EPA que el pescado provee. Los ALAs están presentes en la semilla de la chia (una planta que crece mayormente en México, Guatemala y Colombia), la semilla de linaza, el aceite de olivas, la nuez del Brazil, la nuez de Castilla, etc.

Sin embargo, existe el riesgo—muy alto por cierto—de que los humanos de esta generación, con nuestro exagerado apego a la complacencia casi irrestricta del paladar, no podamos convertir los ALAs a DHAs y EPAs exitosamente. Ello daría lugar a una deficiencia de estas grasas esenciales, comprometiendo así la salud del organismo. El cuerpo convierte los ALAs a sus respectivos omegas 3 y 6 a través de dos enzimas importantes: la desaturasa y la elongasa. Pero la salud y efectividad de estas enzimas depende del patrón de estilo de vida que la persona elige llevar.

Por ejemplo, un exceso de vitamina A y cobre en el organismo, el consumo de grasas saturadas, las deficiencias de ciertos nutrientes (como el cinc, el magnesio, el calico, la biotina, las vit. B1, B3 y B6, etc.), el estrés, las drogas, el alcohol, la cafeína y el estreñimiento, entre otros factores, afectan la habilidad de las enzimas referidas de convertir al ácido alfa-linolélico—un omega 3 de cadena corta—en omegas 3s de cadenas largas (DHA y EPA). Estos últimos son los verdaderos protagonistas de una serie de beneficios biológicos y terapéuticos a favor del organismo.

En conclusión, si optimizáramos e hiciésemos ajustes correspondientes en nuestro estilo de vida no deberíamos necesitar los ácidos grasos esenciales presentes en el pescado. Nuestro cuerpo está diseñado para producirlos a partir de sus precursores, y ello nos daría la ventaja de evitar exponer nuestro cuerpo a los elementos negativos asociados al consumo de tejido animal en la dieta.

En el siguiente enlace aparece un curioso artículo en inglés sobre por qué no debemos consumir salmón. Pienso que se aplica por igual al pescado en general. Algunos de los postulados aquí presentados necesitarán de más estudios conclusivos, pero ello no invalida la fuerza de su lógica.

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¿Hacia la extinción de nuestros alimentos?

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Cuando era más joven, desarrollé un apetito exagerado por las teorías de conspiración. Ellas cubren temas que van desde el envolvimiento de gobiernos de superpotencias con los extraterrestres hasta la agenda secreta del Vaticano para adueñarse del mundo al estilo Edad Media. La mayoría de ellas se basan en meras conjeturas concebidas por imaginaciones fértiles; pero algunas dan ...¡justo en el blanco!.

A pesar de que con el paso de los años renegué rotundamente de estas teorías, hoy me veo compelido a compartir una de ellas, una vez más.

Esta vez los opresores y verdugos son reales, públicos, osados y disfrutan un nivel muy confortable de relativa impunidad. Y las víctimas, claro está, somos todos los que no pertenecemos al clan de los mega-industriales, los auténticos dueños--o usurpadores del Creador--del mundo. El asunto tiene que ver con nuestros alimentos: nuestra fuente inmediata de energía orgánica para todos los procesos vitales del cuerpo.

Desde la década de los 80's periodistas y ensayistas literarios han venido poniendo al mundo al tanto de uno de los problemas más serios de la historia de la humanidad: el recortamiento de la producción de alimentos a nivel mundial. Culpemos al fenómeno de "El Niño", al calentamiento global, a la pérdida de nitrógeno en el subsuelo, o a lo que sea; pero lo cierto es que el mundo se aboca vertiginosamente a una reducción casi inevitable de los alimentos.

Sin embargo, la peor amenaza contra la supervivencia de nuestra cadena alimenticia es el HOMBRE: ¡la biotecnología al servicio de la manipulación de los genes de nuestros vegetales y frutos! Y todo se reduce a un solo nombre omnipresente en el mercado de la manipulación de los cultivos: Monsanto. Hace poco estuve mirando el aclamado y bien oportuno video "Food, Inc", producido por un prestigioso equipo de científicos e investigadores cuya investigación los llevó a confirmar la temible realidad de una compañía cuyo propósito primordial es adueñarse y patentar todas las semillas de alimentos del mundo. Utilizando una bien armada campaña montada por abogados, biotecnólogos, ingenieros químicos y fisiólogos de plantas, Monsanto ha logrado convencer a un sector significativo del senado y congreso norteamericanos de que la patenta de semillas genéticamente alterada por ellos sólo contribuirá a salvaguardar el futuro de los alimentos. No obstante, la noticia que nos llega de los países que Monsanto ha logrado infiltrar, no son muy agradables.

Gradual y casi subrepticiamente, Monsanto ha ido adueñándose de terrenos con sus plantaciones, cultivos, empresas, etc., ...una demanda a la vez; y ello en casi todo el mundo, especialmente en países latinos. Y como si fuera poco, investigadores de Inglaterra y el Reino Unido han empezado a cuestionar la calidad científica de los análisis y conclusiones científicas de Monsanto. Los daños, no sólo morales y financieros, sino a la naturaleza en sí, que este pulpo biotecnológico ha ido infiriendo al mercado de los comestibles frescos rebasa los linderos de los accidentes no intencionados. Por lo tanto, muy pronto toda semilla a cultivar estará marcada por la manipulación genética y los daños a la salud que semejante proceso encierra.

Si desea informarse con lujo de detalles sobre los logros, propósitos, planes y agenda futurista de Monsanto, le recomiendo que vea Food, Inc.: un documental subtitulado en español, sobrio, bien investigado, con un argumento sólido y validable, y una trama que aunque real, no tiene nada que envidiarle a las películas policíacas modernas (realizado por los productores del impresionante documental Seeds of Deception, también en formato de libro).

Lo más importante es que su contenido nos afecta a todos: a grandes y pequeños; a ricos y pobres; a cultos e incultos; a blancos y negros. De darse la agenda ya semi-pública de Monsanto, el futuro de nuestros alimentos es uno muy incierto y sombrío. Lo cierto es que como nación podemos tomar medidas--un individuo o comunidad a la vez--para revertir los daños y peligros implícitos en la política monopolizadora de Monsanto e inexplicablemente elástica por parte de los políticos. Share

Food, Inc. Seeds of Deception: Exposing Industry and Government Lies About the Safety of the Genetically Engineered Foods You're Eating

Las Causas de la Impotencia Sexual

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Hace poco me tocó atender un paciente entre sus 30-35 años de edad. A simple vista Roberto (pseudónimo que le daremos) se veía fuerte, vigoroso y sin ninguna evidencia externa de que su vida sexual estuviera en crisis. Después de chequealre su sangre, usando el sistema de Microscopía Nutricional de Campo Oscuro, observé que su sangre tenía la densidad correcta y, salvo un poco de deshidratación, todo estaba normal.

Luego me contó su historia: se había casado hacía 3 años; no tenía hijos aún, y su esposa--sentía él--le demandaba sexualmente más de lo que su cuerpo era capaz de dar en esos momentos. Le expliqué que la impotencia sexual tiene tres causas básicas: 1) pobre circulación, 2) un sistema nervioso cansado, y 3) las hormonas masculinas--especialmente la testosterona--por debajo de lo normal o hipoactivas. Hay otras causas, pero éstas son las más comunes. Claro, estas causas entran dentro de lo físico. Pero hay una causa más que me gustaría mencionar...

Las palabras descompuestas o hirientes que una esposa esgrima contra su marido pueden ser tan destructivas en el área sexual como todas las demás causas combinadas. Se ha creido siempre que los hombres procedemos como los animales varones de otras especies: sólo necesitamos ver la hembra, un par de roces y estímulos visuales, y ya estamos listos. Pero tal no es el caso. Estudios médicos fidedignos apuntan a la depresión y al estrés emocional como asesinos de la potencia sexual masculina. El cerebro--especialmente el área del sistema límbico--juega un papel protagónico en la intensidad del estímulo y placer que el hombre pueda experimentar; pero cuando el dolor emocional se asoma, ese mismo sistema es capaz de alterar las concentraciones de óxido nítrico y testosterona circulante en los hombres. Ello resultará en una pérdida del líbido sexual y del deseo de participar en cualquier tipo de intimidad con la persona causante del malestar u ofensa.

Tal era el caso de Roberto. Se casó con una mujer que tenía poco refreno verbal a la hora de tratar los problemas cotidianos de la vida. Era ofensiva y utilizaba el don del habla de forma ponzoñosa. Todo ello afectaba a Roberto en su capacidad de producir una erección funcional a la hora de la intimidad. Si ése es tu caso, empieza por buscar ayuda en esa área, pues la erección y la potencia viril del hombre no tiene nada que ver con magia, sino con elementos prácticos altamente determinados por las condiciones físicas y emocionales de la persona. Share

¿Por qué los Cristianos Enferman?


¿Será que los cristianos no deberían enfermarse? A todos nos da una gripe ocasional, o catarro; y ello es perfectamente entendible y aceptable. ¿Pero qué de enfermedades crónicas degenerativas como la diabetes, la artritis, el cáncer y los tumores? Estas clases de enfermedades no ocurren por accidente. Son el resultado innegable de violaciones continuas de las leyes naturales que rigen los procesos vitales del cuerpo humano.

El mundo tiene sus propios estándares de vida para todas las áreas: finanzas, matrimonio, negocios, placeres, política, educación y ...salud. Pero la Palabra de Dios nos advierte: "no os conforméis a este siglo [es decir, a sus costumbres, modas, valores, etc.], sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.." (Rom. 12: 2) Y ese entendimiento o comprensión debe armonizar con las inmutables instrucciones de vida contenidas en el Libro de los libros. Las Escrituras no sólo hablan de perdón y aceptación de parte del Señor, pero también de santidad, la cual resulta de un sometimiento consciente a la voluntad expresa de Dios en cada área de la vida. Es Dios quien debe tener la última palabra en cuanto a nuestros hábitos físicos, mentales y espirituales.

Muy frecuentemente los cristianos modernos miran el Génesis como un libro de historias o cuentos interesantes que encierran lecciones morales de finísima calidad. Pero pocos ven en el Génesis un manual de vida para la raza humana. El Edén, con todo lo que él encerraba--la vida natural, la dieta vegetariana, el trabajo agrícola, el desarrollo de los padres e hijos vinculados por las fuerzas espirituales que se desprendían de su constante asociación--, fue un testimonio a la idea del diseño de la vida por un Diseñador que tomó en cuenta lo mejor para nuesta felicidad, sin dejar nada al azar.

¿Por qué los cristianos enferman? Porque nos hemos zafado de las sencillas instrucciones contenidas en el primer libro de la Biblia, y extendida a través de todas sus páginas. ¿No asignó Dios una dieta simple, diversa, frugal y natural al hombre inmediatamente después de la creación? "Y dijo Dios: He aquí os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer." (Gén. 1: 29) Innumerables textos bíblicos dan testimonio de esta verdad. De ella depende en gran medida la calidad de nuestra salud.

Veinte y tantos años de práctica profesional en las áreas de la nutrición y la medicina natural científica me han convencido, más allá de cualquier duda, que los alimentos que consumimos, y la forma cómo los preparamos, tienen mucho que ver con nuestra salud de lo que el mundo y una gran mayoría de los cristianos estarían dispuestos a aceptar. Ellos pueden "limpiar" el organismo, o pueden estropearlo al punto de reducir nuestra calidad de vida y nuestra capacidad de tener vidas lonjevas.

En muchas ocasiones cuando he atendido pacientes con procesos inflamatorios en pié (artritis, colitis, hepatitis, etc.), con tan sólo ayuadrlos a pasar un periodo sin probar alimentos cocinados, a la vez que ayunan con jugos especiales y agua, ha sido más que suficiente para verlos mejorar notablemente. Lo he visto también en casos de prostatitis (inflamación de la próstata) y en arteriosclerosis por igual.

Recordemos que es el deseo del Señor que cuidemos nuestra salud con el mismo empeño y dedicación con que cuidamos nuestra vida espiritual. (3 Juan, vers. 2). Sobre esto elaboraré un poco más en un próximo artículo. Share

Cuando la Naturaleza nos llama

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Cuando hablamos acerca de la naturaleza, inmediatamente nos vienen al pensamiento imágenes vivas de arbustos, animales, paisajes, montañas, playas, bosques, etc. Y ciertamente todos estos elementos son parte integral de la naturaleza. Pero también lo es el ser humano. Basta con que estudiemos la forma prodigiosa como la naturaleza se adapta para satisfacer muchas de las necesidades del ser humano. De ella dependemos para nuestra subsistencia y todos nuestros procesos vitales están inherentemente ligados a los ciclos y recursos encerrados en su seno. Por el otro lado, resulta curioso observar el hambre ansiosa que los humanos manifestamos por un contacto más dinámico e interactivo con el ambiente natural, lo cual dejamos entrever en la selección casi automática de lugares remotos entre montañas o playas rodeadas de un paisaje idílico, cuando de elegir nuestras vacaciones se trata.

Estudios médicos modernos nos hablan elocuentemente de los cambios que se operan en la fisiología del cuerpo humano cuando se lo pone en contacto prolongado con un medio ambiente completamente natural:

- La presión arterial sistólica se normaliza
- La respiración adquiere un ritmo acompasado
- Las pupilas se dilatan indicando el estado gradual de relajación que se va apoderando del sistema nervioso
- El sueño se torna profundo y regenerador
- El apetito perdido se restablece
- La vitalidad se incrementa con el paso de los días
- Las facultades mentales se avivan
- Se modifica favorablemente el tenor de los pensamientos
- El espíritu se enmienda en reflexión cuidadosa

Muchos podrían atribuir estos cambios al fenómeno del "subjetivismo" humano, tan profundamente entronado en nuestro psiquismo. Otros dirán que es el efecto de la influencia de los iones negativos que están presentes en mayor cantidad en los campos y ambientes rurales. Lo cierto es que no se puede negar el impacto que el contacto con los elementos naturales tiene sobre nuestra salud.

¿Y qué podemos decir de la interminable lista de males y dolencias modernas que nos gritan a viva voz diciéndonos que como "raza superior," estamos descendiendo aceleradamente en la escala de la degeneración de las especies? ¡Así es! Nuestras facultades físicas y mentales han recibido un golpe de estado en los últimos dos siglos de la historia del planeta. De cada tres familias, una resulta afectada de cáncer. Cifras similares van también para la artritis, la diabetes y los infartos cardíacos. Es obvio que las leyes naturales que rigen la vida de nuestros organismos están reclamando su justo lugar en la lista de nuestras prioridades.

Ciertamente, nunca podremos encontrar la verdadera salud en los hospitales ni en las farmacia. Tampoco en las tiendas de productos naturales. Debemos retornar al patrón original de vida instaurado por diseño en nuestras células y tejidos desde el principio. Cerrar los ojos ante la realidad de la existencia de leyes que gobiernan el comportameinto de nuestros órganos, es como pretender que el sol no existe.

En la medida que regresemos a ese diseño antonomásico de la vida como fuera concebida por el Creador, veremos nuestros organismos reconquistar la vitalidad y la salud óptimas perdidas a causa de la constante violación de las leyes naturales o de la salud a que nos hemos sometido voluntaria o involuntariamente.

La próxima vez que los dolores matutinos de espalda te hagan la vida imposible a la hora de salir al trabajo; o que la noche de placer legítimo pre-planificada con tu esposa o esposo resulte en un desastre a causa de la impotencia sexual de él o la frigidez de ella; o que recién entrados los 40 años empieces a notar una merma gradual en tus reflejos y habilidades físicas..., no olvides que todo ello es, seguramente, un llamado de tu constitución orgánica a que reconsideres tu estilo de vida. Lejos de lo acostumbrado a creer, estos síntomas desagradables no sobrevienen automáticamente a consecuencias del envejecimiento.

No olvides: ¡la obediencia y atención a las leyes de saud de nuestro ser son la única ruta expedita hacia una salud vibrante, siempre creciente! Share